Las redes sociales conviven en un espacio muy competitivo: las conversaciones entre personas. Pese a ofrecer prestaciones diferenciadas, optan a públicos muy similares; por eso rivalizan unas con otras en un mismo territorio, sin dejar oxígeno para muchas más. Entonces, ¿no es una idea disparatada lanzar una nueva precisamente ahora? Los creadores de Ello, la red social cool y ad-free que analizamos en este post, demuestran que no.

 

 

Aunque tengamos perfiles en varias plataformas, no podemos ofrecer la misma dedicación a todas ellas. Empleamos nuestro tiempo en las favoritas y nos olvidamos del resto. Para no perder su atractivo, una red social debe tener actividad e interacción de las personas. Si nos aburrimos hablando solos, la abandonaremos sin pestañear. Un buen ejemplo es la malograda Google+.

 

El negocio social media

Mantener el servicio de estas plataformas es muy caro. Hasta que se encontró la fórmula para monetizarlas, no había modo de rentabilizar esa inversión. Se intuía el inmenso valor de sus activos si cotizasen en bolsa, pero no se veía claro cómo sacarles partido sin deteriorar la experiencia de los usuarios. Primero se pensó en convertirlas en servicios de pago, pero esto habría ahuyentado a todo el mundo. ¿Cómo explotar esas bases de datos sin generar una estampida? El declive de Twitter es una buena lección para todas las plataformas a las que se les fue de las manos su modelo estratégico.

 

Monetizar los datos
de los usuarios
obliga a una
expansión sin freno.

 

Las redes sociales han convertido a sus feligreses en un producto mercantil. Facebook, junto a su filial Instagram, es la red social que mejor ha sabido hacerlo -de hecho, muchos usuarios todavía no se han dado cuenta-. El éxito de su estrategia se basa en su posición hegemónica. Solo la red social dominante puede vender el lote de la globalidad. Es frecuente escuchar quejas sobre Facebook desde dentro, sin embargo, permanecemos en ella a pesar de todo. Mientras nuestros amigos sigan activos ahí, no habrá un lugar alternativo. Al final, una sola red social acaba por acapararlo todo extensivamente y se convierte en el escenario inevitable donde estar y actuar, excluyendo al resto como plazas secundarias.

 

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El origen de Ello

Ello germinó en repulsa a la comercialización de las personas como unidades de consumo entregadas a los anunciantes. En origen, era una red privada que inventaron un puñado de artistas y programadores de Denver para uso personal. Sus fundadores la idearon como un revulsivo contra el uso comercial de los datos de los usuarios y el declive de las redes sociales convencionales, que habían dejado de ser divertidas, sepultadas por anuncios y la presencia de las marcas.

Abrirla al resto del mundo fue posible gracias a nuevos inversores, que inyectaron más de 10 millones de dólares entre 2014 y 2015, y a que sus creadores se dieron cuenta de que podía cumplir una misión social. Su carácter romántico queda perfectamente reflejado en su manifiesto, toda una declaración de intenciones contra la especulación basada en datos personales y pautas de consumo.

 

¿Por qué es especial?

Desde el primer momento, salta a la vista que Ello no es una red social convencional. Ha sido definida por sus creadores como simple, bonita y libre de anuncios. Su sensibilidad estética y su filosofía activista marcan una enorme diferencia respecto al resto. Viene influenciada por una concepción artística de la comunicación, donde los posts parecen cuadros colgados en las paredes de una galería de arte.

Admite fotografías de formatos gigantescos y aunque ya tiene su app móvil, Ello está diseñada para la gran pantalla. Su interfaz es de una plasticidad experimental, donde la intuición importa menos que la curiosidad por manejarse. Es tan sintético y minimalista que obliga a probarlo todo para descubrir cómo funciona. Ello sigue en beta desde que abrió sus puertas y no ha dejado de incorporar nuevas prestaciones.

 

Ello apela al sentido común
y la responsabilidad
de cada usuario,
sin tutelas paternalistas.

 

El aspecto de la plataforma ya determina cómo utilizarla. Los usuarios advierten enseguida qué cosas están contraindicadas, sin que haya una batería de restricciones. Ello es un santuario para los creativos, como Vimeo respecto a YouTube, donde las normas de validación para todos los públicos resultan innecesarias.

Si cuelgas una foto de pezones al aire, nadie te la censurará. Tampoco te pondrá pegas si no usas tu nombre verdadero –cláusula que introdujo Facebook en su nueva normativa-. Su permisividad alcanza los contenidos porno. No se trata de simple libertinaje, sino de algo mucho más profundo. Ello apela al sentido común y la responsabilidad de cada usuario, sin tutelas paternalistas.

A grosso modo, Ello es una plataforma cuidadísima que hay que explorar y experimentar. Su simplicidad de lenguaje recuerda a los primeros tiempos de las redes sociales, a la ingenuidad y la confianza primigenia que permitía conectarnos con amigos y con desconocidos interesantes, antes de que se popularizaran y se desvirtuasen. Como comunidad, es un anacronismo. Da la impresión que Ello desee ser la alternativa a todas las cosas feas que han traído las redes sociales, pero llega demasiado tarde para corregir nada.

 

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La renuncia a la publicidad

En la plataforma no hay anuncios, ni se comercializan los datos de los usuarios. La diferencia entre una red social libre y una red social vendida reside en su política comercial. Ello se acoge a una nueva modalidad empresarial de EEUU, una Public Benefit Corporation, una empresa con fines de lucro que se destina a la sociedad en su conjunto y no se focaliza únicamente en dar dividendos a sus inversores.

A Ello se le puede reprochar que le falta gancho. Es hermosa, pero no es adictiva. En ese sentido, carece del magnetismo de Pinterest y su pulsión por coleccionar imágenes sin fin. Esto puede verse como una desventaja, salvo que no haya necesidad de competir con las demás plataformas. Monetizar los datos de los usuarios obliga a las demás redes sociales a una expansión sin freno. Esa ambición obliga a gustar a todo el mundo, a ser indeterminadas, inofensivas y redondear su personalidad para facilitar una aceptación universal. Ello no ha sido diseñada para eso. No parece dispuesta a desvirtuarse a favor de la popularidad global.

 

Abierto a colaboraciones con los usuarios

Ello proyecta la ilusión de pertenecer a un club, un santuario que abre los brazos a los descontentos con las demás plataformas. Esto se traduce en la presunción de haber diseñado al fin la red social perfecta, algo del todo incierto. Ello escucha las aportaciones de sus usuarios, ofreciendo un sistema de diálogo y participación. Estar abierto a sus opiniones es la mejor manera de acertar en las mejoras que se desarrollen en el futuro, así como la vía más inmediata de enriquecerse con ideas nuevas y añadir el valor de las colaboraciones desinteresadas.

 

Ello no compite
por un mercado,
sino por una
experiencia colectiva.

 

De Ello, hay que destacar el directorio de comunidades, páginas con contenido específico (arquitectura, diseño, literatura, deporte, coches, etc.) que cualquiera puede proponer a la dirección de la plataforma. Los coordinadores supervisan su viabilidad y dan luz verde. Las comunidades son categorías temáticas cuya gestión es delegada en los propios usuarios. Tienen un moderador a su cargo, con un perfil especial, desde el que administra el contenido. Nosotros tenemos el honor de experimentar esa faceta fascinante: mi compañero Gonzalo Cervelló es el responsable de la comunidad @ellowebdesign.

 

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¿Me la recomiendas?

Antes de sugerirte que abras cuenta en Ello hay que preguntarse cuál es tu relación actual con otras redes sociales. Muchas personas lo harán por curiosidad, o por deseo de estar a la última y probarlo todo, pero posiblemente no logre engancharlas a la primera y desistan pronto.

En ese inmenso museo blanco donde colgar tus colecciones personales, no es raro que, desde el primer momento, personas desconocidas se interesen por lo que haces. Los usuarios son sociables y hospitalarios, manteniendo una buena predisposición generalizada. Por ahora, es un paraíso amable exento de vulgaridad. Además, Ello también es una buena fuente de documentación creativa, donde abundan las recomendaciones de trabajos fascinantes. El intercambio de información aporta utilidad a tener presencia allí.

Ello no compite por un mercado, sino por una experiencia colectiva. Da la impresión que siempre será minoritaria. Hay un grueso estrato social que jamás se interesará por ella. Eso, lejos de desmerecer su valor, mantendrá su integridad a salvo durante más tiempo. Cuando estés harto de las redes sociales, este puede ser tu remanso de paz, tu refugio zen donde desintoxicarse de las conversaciones banales, la gente que grita y el ruido de la desinformación.

Si te animas a estar en Ello, puedes seguirnos en @emilioferrer y @gcervello.

Si vas a poner en venta un artículo, conocer con detalle a quién va destinado es clave para tener éxito. Fragmentar el público general en categorías diferenciadas facilita concentrar todo el esfuerzo en nichos de mercado concretos. El marketing tradicional (outbound) aspiraba a abarcar la sociedad entera, en cambio el inbound marketing busca seducir sectores específicos. Una tribu bien definida es la diana perfecta, pero ¿sabes cómo funcionan estos colectivos?

 

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¿Por qué formamos tribus?

Los seres humanos somos animales gregarios. Amamos la libertad, pero dentro de un orden. Aunque nos gusta sentirnos dueños de nuestras propias decisiones, no queremos que nos consideren bichos raros. Construir una personalidad propia es debatirse entre lo individual y lo social. Los adolescentes son el mejor ejemplo, inmersos en la dualidad de querer ser especiales y, al mismo tiempo, desear pertenecer a un grupo. Cualquier persona busca conciliar ambos aspectos en un mismo sitio, un santuario, una comunidad cuyos miembros compartan los mismos intereses.

A estos grupos se acude voluntariamente. Cuanto más intenso el vínculo interno, más sólida su unión. Hay actividades y preferencias que crean asociaciones instantáneas. Los fumadores, los runners o las personas con perro están conectados nada más reconocerse.

 

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¿Qué características cumplen estas asociaciones?

Desde el otro lado del asunto, la mercadotecnia crea sus propios estamentos, interpretando estadísticas y hábitos de consumo. Antes de que sus miembros se den cuenta de un vínculo común, los analistas ya los han emparentado entre sí como nuevos nichos de mercado. Estas son las tribus del marketing.

Así tenemos ingeniosas denominaciones, asignadas por las agencias según parámetros demográficos y consumo. Los kidults, adultos nostálgicos capaces de desembolsar lo que sea por añadir a sus colecciones nuevos iconos de la infancia. Los niños digitales, criados en sistemas educativos que incorporan la tecnología en sus programas, con padres y profesores en interacción online. O los Silver Surfers, los sienes plateadas con excelente nivel adquisitivo y adaptación al mundo digital.

La sociedad va por delante y el marketing le va a la zaga, creando nuevos archivadores en los que meter los expedientes de las personas, según los comportamientos que haya observado. La gente evoluciona con la edad y con la actualidad. Las sensibilidades colectivas cambian, la crisis económica modifica su escala de valores y moldean poco a poco los estereotipos. De pronto, aparecen hombres planchando sus camisas en los spots de TV y a nadie le parece extraño.

Si lo analizas con atención, que un anuncio de Coca Cola dé visibilidad a las familias monoparentales o padres adoptivos gays puede parecer casi revolucionario; pero el nuevo clima que lo permite no es mérito de la marca de refrescos, sino de la propia sociedad.

 

https://youtu.be/DOctwr5McJc

 

Tribus e ideología.

Así encontramos conciencia ecológica en los consumidores Green, la pasión por cuidarse de los Wellbeing, el hedonismo de los Singles que renuncian a tener hijos y prefieren destinar todos sus recursos a ellos mismos, los lumbersexuales, que se cuidan sin riesgo de parecer unas víctimas de imagen afectada, o los recién acuñados yuccies, jóvenes creativos urbanos, que aman la libertad por encima del dinero.

Sean convencionalismos comerciales, sean verdaderos puntos de encuentro, las tribus son nichos de mercado estables. Por insólitos que sean los gustos de un usuario, siempre encontrará un foro donde sentirse entre iguales. Las redes sociales permiten que los aficionados contacten y cultiven lo que les une, desde su afición por un deporte minoritario, hasta la dignidad del orgullo friki. Crean sus propias plataformas de encuentro, organizan actividades y se recomiendan productos.

 

¿Por qué focalizar el esfuerzo en ellas?

Dirigir una campaña específica hacia una tribu está lleno de ventajas. Una vez dentro, se nos escuchará con mayor interés porque su público conforma un ámbito de confianza. Al hablar a una hermandad consolidada -por tanto, el target del grupo viene dado por defecto-, la información es atendida y compartida de un modo espontáneo, sin imposiciones.

Además, todos pertenecemos a alguna tribu en concreto. Si nos centramos en las que conocemos bien, nos aprovechamos de ser entendidos de nuestro propia materia. Esto es un pilar maestro de la blogosfera, donde los aficionados en cualquier cosa hablan como expertos a una audiencia que comparte el mismo interés. No es casualidad, por ejemplo, que solo los apasionados del kitesurf estén al cargo de todas las tiendas deportivas de Tarifa.

 

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Más que conductas de consumo, podemos diferenciar verdaderos estilos de vida. Los miembros de una tribu suelen seguir pautas miméticas y mostrar fidelidad por marcas con las que se identifican. Ropa Quiksilver para los skaters, las fixies Fabricbike para los hipsters, o la red social Ello para los trendsetters, etc. Conseguir ser una marca icónica es lo máximo en branding comercial.

¿A qué tribu vas a dirigir tu próximo proyecto? Cuéntanoslo con un comentario.

 

El troll es la pesadilla del social media manager. Irrumpe en la redes como elefante en cacharrería, con ánimo de perturbar los debates y los temas de discusión, crear una polémica gratuita o simplemente desmoronar el buen funcionamiento de una estrategia ordenada y cordial.

 

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Las crisis provocadas por trolls tienen su propio protocolo para silenciar el trastorno que producen y minimizar daños, que incluyen las siguientes acciones:

No subestimar al troll.
No alimentarlo.
No silenciarlo de un plumazo.
No darle argumentos de réplica.
No permitir una guerra abierta con otros seguidores que salgan en tu defensa.
No intervenir en caliente, ni demorar mucho una respuesta.
No te reserves la última palabra.

Al experimentar una crisis por troll comprobamos que responde a un perfil preciso. Es espontáneo, individualista, no organizado, beligerante, sordo, egocéntrico, no tiene lógica, ni viene a razones. Hace mucho ruido, pero no es un corredor de fondo. Se apaga pronto si no consigue la notoriedad que busca. Es dañino, sin más, pero siempre produce gran alarma.

Sin embargo, es imprudente considerarlos a todos igual. Tontos, aburridos y disconformes. ¿Se dan movilizaciones más perversas que eso? ¿Qué ocurre si tras su avatar se esconde un estratega? ¿Qué nos puede deparar un ataque organizado, bien argumentado, que busca evidenciar nuestros puntos flacos, desprestigiar nuestra marca desde sus debilidades? ¿Realmente crees que no existen las campañas de trolls profesionales, orquestadas desde la competencia? ¿Estamos preparados para emergencias de estas características?

 

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A fin de cuentas, el social media no está reglado por completo. Cívica y espontáneamente, hemos ido aceptando un código de buenas conductas que, en realidad, no están escritas en ninguna parte. Cada vez hay más community managers que ofrecen lo mismo a las marcas que representan. Es un escaso recorrido para que afloren singularidades, estilos claramente diferenciados o especializaciones de género sustanciales, aunque empiezan ya a surgir conflictos de manual que piden establecer un debate ético. El juego sucio puede aparecer en cualquier momento, cuando la pesadilla de un social media sea otro social media pasado al lado oscuro, que rompa las reglas del juego.

Si sabes guardar la calma, un ataque así no es niguna tragedia. Si le plantas cara debidamente, saldrás fortalecido. Su efecto secundario es delatar las fisuras de nuestra estrategia comunicativa, los temas peliagudos que no hemos enfocado previamente y la falta de mando ante las crisis. Estas trifulcas tienen un poder depurativo. En el fondo, los trolls no siempre andan equivocados y más daño hacen al poner el dedo en la llaga. Aunque realicen una crítica devastadora, nos están advirtiendo de las deficiencias reales que debemos subsanar.

Por increíble que parezca, este mal sueño no es ciencia ficción. Conviene estar alerta ante este riesgo real, no ser ingenuos y prever maniobras de emergencia ante contingencias de este tipo. Los ataques de trolls no siempre son gamberradas inocentes.

 

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Si utilizas Google Analytics para examinar el rendimiento de tu página, te habrás acostumbrado a que los datos sean bastante estables a lo largo del tiempo. Las tendencias se mantienen con pocas alteraciones, mientras que los cambios sustanciales resultan algo excepcional. En verdad, las analíticas tienen pocos momentos apasionantes.

Por eso, las alteraciones más acusadas parecen anomalías alarmantes, como síntomas de algo negativo que hay que estudiar y diagnosticar. El buen analista, cuando descubre un signo fuera de lugar, busca inmediatamente la causa que lo provoca. Este celo por vigilar los resultados de nuestras páginas tan estrechamente ha alimentado una nueva forma de spam: el referer spam.

Posiblemente ya hayas observado, sin previo aviso, visitas masivas en tu sitio desde Rusia o China. ¿Qué súbito interés ha despertado tu página en esos países? ¿A qué se debe este tráfico y a quién beneficia?

 

¿Cómo funciona?

Cada sitio de la red tiene su propio identificador para Google Analytics. Este código registra el volumen de visitas que recibe esa página concreta. El software spammer genera aleatoriamente códigos para engañar a Google, que los interpreta como visitas reales, sin serlo. El objetivo de estas visitas fantasma es alarmar al administrador del sitio, para que vea la anomalía y se interese por ella.

Aunque la huella que dejan en los datos se parece al rastreo que hacen los robots de los buscadores, son actividades sin nada en común. Aquellos olfatean los sitios, persiguiendo nuevas referencias para ofrecer en los resultados de búsqueda, mientras estos lanzan señuelos a Google para simular visitas fantasma.

 
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¿Por qué lo hacen?

Se denomina spam por su volumen masivo. Para obtener una mínima rentabilidad, hace falta repetir millones de veces la misma práctica. La probabilidad de que todo este esfuerzo produzca una conversión es ínfima. Para que eso se dé hay que consumar con éxito una cadena de pasos:

Los sitios atacados deben estar monitorizados con Google Analytics, sus administradores deben darse cuenta del inusual aumento de visitas, pensar que son reales y desear identificar su origen –normalmente una página de venta online-. Después de esta fase, el administrador debe a su vez visitar el sitio de donde procedía todo el tráfico fantasma y, al comprobar que se trata de una plataforma de venta online, considerar que le resulta oportuno permanecer un rato viendo lo que ofrecen y acabar comprando algo.

 

¿Qué daño produce?

Las analíticas solo tienen valor si son objetivamente ciertas. Si nuestros indicadores dan cifras erróneas, nos inducen a engaño y distorsionan la evaluación de nuestro estado real. Saber identificar el error para aislarlo cuesta tanto trabajo como cortarlo de raíz para que no vuelva a repetirse. Sin embargo, visto desde otra perspectiva, este tráfico extra mejora nuestro posicionamiento en los buscadores.

 

¿Cómo evitarlo?

Hay que tener en cuenta que este spam no ataca a nuestro sitio, sino que inyecta visitas falsas en Google Analytics. Cambiar la configuración de nuestro servidor no servirá de nada. Hay que actuar sobre los dominios de origen, para que dejen de aparecer en nuestras tablas de datos, llevándolos a la lista de exclusión de referencia de Google Analytics o estableciendo filtros de acceso.

Constantemente aparecen nuevas direcciones que lanzan visitas fantasma, de modo que hay que actualizar la lista de exclusión periódicamente.

 

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Sin lugar a dudas, Instagram es una de las grandes plataformas social media. Ya cuenta con más de 300 millones de usuarios activos al mes. Sin embargo, para sacarle partido como herramienta de marketing, todavía ofrece algunas dificultades. Te damos un par de consejos que te ayudarán a aprovecharla al máximo.

Utiliza links en Instagram de manera creativa

Ya habrás notado que no es posible incluir enlaces clicables en los comentarios de las imágenes, porque las URLs aparecen como texto. Instagram solo permite añadir un único enlace clicable, situado en la descripción de tu perfil. Esta opción no es muy útil si quieres determinar cuánto tráfico llega a tu web desde Instagram.

Podrías poner tus enlaces directamente en la descripción o en la etiqueta de geolocalización, pero no esperes que el usuario salga de la aplicación, abra el navegador y escriba un enlace largo cada vez que quiera tener más información sobre la imagen en concreto. Es demasiado farragoso. Pero si han de hacerlo, el enlace tiene que ser lo más corto posible. Para ello puedes utilizar acortadores de enlaces online como Bitly, TinyURL o HootSuite. Además, estas plataformas permiten rastrear la actividad de los enlaces y proporcionan analíticas que te ayudarán a medir la efectividad de tu estrategia.

 

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Algunas compañías, como la marca de moda Lilly Pulitzer, escogen utilizar solo el enlace clicable de su perfil para derivar tráfico a su tienda online. Así reducen los pasos que un cliente potencial necesita dar para hacer una compra. Por ejemplo, utilizan la etiqueta de geolocalización para recordar al usuario dónde tiene que clicar para adquirir sus productos.

Aunque la etiqueta en sí misma no le conduce al sitio, esta práctica indicará el camino a los seguidores que deseen comprar o saber más sobre tus productos o servicios.

 

Personaliza la experiencia de tus seguidores con landing pages

Ya hemos comentado que los usuarios no pueden comprar productos o servicios directamente en Instagram, así que tendremos que enviarlos a otro sitio para hacerlo. Algunas empresas escogen derivar el tráfico directamente a su homepage, pero quizás no sea la mejor opción para generar ventas. Si quieres convertir las visitas en clientes, deberías derivarlas a una landing page en la que puedan adquirir aquello que acaban de ver en tu cuenta de Instagram.

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Para diseñar una landing page efectiva, ten en cuenta que gran parte del tráfico que venga de Instagram lo hará desde un teléfono móvil o tablet. Deberá estar optimizada correctamente para estos dispositivos. Asegúrate que es responsive y que se vea bien en diferentes tamaños de pantallas. Es mejor ir probando constantemente el diseño hasta encontrar su forma definitiva, para aprender cómo tu landing page convierte mejor el tráfico en ventas.

Además de ayudar a generar ventas desde Instagram, las landing pages son una plataforma perfecta para probar cómo funcionan los diferentes mensajes y llamadas a la acción que creas. Cuando realices ajustes en el diseño, facilita siempre que la conversión sea lo más rápida y sencilla posible. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero con práctica y cambios constantes, podrás conocer las mejores pautas para tus usuarios y optimizar la landing page.

 

Publicidad de pago en Instagram

Actualmente Instagram está ensayando con marcas seleccionadas cómo optimizar la mecánica de su sistema de anuncios. Esta prestación todavía no está abierta al público general, aunque es previsible que no demorarán mucho abrir la plataforma publicitaria en todos los países.

 

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Para las empresas, manejarse bien en Twitter requiere disciplina. Aunque no lo parezca, esta es una red social muy exigente. Su formato de mensajes plantea un desafío conceptual, que condiciona todo el proceso de comunicación. Paradójicamente, el ejercicio de la lectura se ve comprometido por el ejercicio de la escritura.

Por un lado, reducir la información a un espacio mínimo la volverá densa y dificultará su comprensión. Por otro, nuestro mensaje nunca estará solo, convivirá en un flujo continuo, entre miles de rivales que se entorpecen mutuamente por atraer la atención de los seguidores. Nuestro tweet debe ser especial, si quiere ser identificado y rescatado de ese torbellino, y debe lograrlo en una centésima de segundo.

Hay otra paradoja no menos inquietante: en esta red, no siempre coincide la buena praxis del social media con la excelencia del mensaje. A veces, lo que es bueno en un caso perjudica en otro y viceversa. Por ejemplo, las buenas prácticas recomiendan indicar las fuentes de la información; sin embargo, el tweet perfecto evitará hacer menciones. Estas pautas pueden ayudarte:

 

1. Imágenes

Los mensajes con imágenes se comparten más, pero no vale cualquier imagen. Al elegirlas, asegúrate que ilustren el motivo correctamente y que evoquen emociones, tengan gancho o impacten. Piensa en su calidad, que tengan buena resolución más allá de la pantalla del móvil, que sean de lectura inmediata y te pertenezcan o estén libre de derechos (en Creative Commons, Gratisography, o Unsplash tienes montones de ellas gratis).

 

 

2. Enlaces

El contenido real, normalmente, no está en el tweet porque no hay sitio para ello. Incluso el enlace que conduce hasta él resulta demasiado largo. Puedes acortarlo con herramientas gratuitas como Bit.ly, Google URL Shortener o herramientas profesionales como HootSuite. Introdúcelo con frases atractivas, crea intriga y da a entender por qué tiene valor o despierta interés. Un link en mitad del mensaje es más eficaz que si lo colocas al final.  

 

 

3. Hashtags

Esta es la llave que agrupará todos los tweets que compartan un tema, alojándolos en un contexto común. Crear el hashtag perfecto es una pequeña ingeniería. Debes saber que un único hashtag funciona mejor que varios a la vez. Si lo introduces de forma natural en la frase, se leerá más fácilmente. Elige palabras que hagan referencia al motivo de la campaña y a su sector. Comprueba en search.twitter.com que no haya sido utilizado antes. Se recordará mucho mejor si resulta ingenioso y pegadizo. La longitud de 11 caracteres es estadísticamente la más eficaz.

 

 

4. Mensajes directos

Es un recurso desaprovechado. No solo sirve para agradecer a los nuevos followers que nos sigan. Si evitas campañas genéricas e indiscriminadas, te ahorrarás que te consideren spam. Herramientas como SocialBro permiten fragmentar tu cartera de seguidores, para enviarles comunicados personalizados. Ahora Twitter permite enviar mensajes privados en grupo hasta 20 cuentas. En los mensajes directos no debes usar fórmulas comodín, sino aprovecharlos para un trato de tú a tú, individualmente. Ofrece al destinatario algo de valor que le beneficie y ganarás enteros.

 
https://youtu.be/XNnVH-mwSdM

 

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Las redes sociales han cambiado la relación entre las marcas y sus seguidores. Los usuarios mantienen ahora una actitud mucho más participativa y, a veces, beligerante. Consultan lo que no tienen claro y hacen reclamaciones cuando no se les trata bien. Las empresas fomentan la atención al cliente a través del social media. Para los consumidores es un servicio práctico y fácil de utilizar.

Si administras páginas corporativas en Facebook, debes saber reaccionar correctamente ante los mensajes privados, los comentarios y las menciones que recibas. Las siguientes recomendaciones surgen de nuestra propia experiencia y los miles de mensajes gestionados en las redes de nuestros clientes.

 

1. No diferencies entre lo público y lo privado

Es cierto que, en términos de visibilidad, no es lo mismo un comentario en el timeline que un mensaje privado, pero esto no es excusa para relajarte. Todo comunicado tiene importancia, provenga del canal que provenga, y debe ser atendido con la misma dedicación y profesionalidad.

 

2. Diferencia entre lo corporativo y lo personal

Cualquiera tiene un mal día pero, si trabajas de cara al público, nadie debe notarlo. Si un usuario enfadado deja un comentario malicioso, no te lo tomes como algo personal. Debes saber gestionar los conflictos con diplomacia y mano izquierda, intentar apaciguar la irascibilidad y nunca dejarte arrastrar a un enfrentamiento. Seas quien seas, te encuentres como te encuentres, no olvides que eres portavoz de una marca, con un equipo de trabajadores detrás.

 

3. Sé colaborativo

Tal vez la persona que ha contactado no escriba bien, ni comprenda el tema del que está hablando, ni tenga paciencia, ni sea educada… da igual. Pónselo fácil e intenta asimilar lo que está describiendo. Si no entiendes algo, pregúntale amablemente a qué se refiere y en qué la puedes ayudar. Evita la ironía, los tecnicismos y cualquier expresión que intimide.

 

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4. Sé cordial

Recuerda que todo el mundo merece la misma atención y que no sabes quién está al otro lado. La buena educación abre todas las puertas. Es preferible pasarse de amable que resultar antipático. La cortesía predispone a la calma, incluso a personas enfadadas, y facilita un diálogo igualitario. El acuerdo, y de eso se trata, surge de la capacidad de entendimiento.

 

5. Sé agradecido

Cuando mencionen tu marca recibirás un aviso -aunque resulte pesada, no desactives esta opción en los ajustes-. Es bueno interactuar con quien se haya tomado la molestia de ampliar tu visibilidad en las redes sociales. Clicar en el “Me gusta” del post que te haya mencionado y agradecer que compartan algo tuyo es un beneficio mutuo: demuestra tu interés y mejora la consideración que despiertas en los demás.

 

6. Sé sincero

Cuando recibas preguntas que no sepas contestar, transmite la consulta a quien corresponda en la compañía, mientras le comunicas al usuario que su respuesta está en curso. Antes de inventarte soluciones, pide una respuesta oficial a la marca para la que trabajas. Algunos temas susceptibles de levantar polémica pueden requerir feedback de la dirección de la empresa.

 

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7. Sé ordenado

Cumple tu horario laboral, aunque te lleguen mensajes en domingo o de madrugada. Si gestionas un concurso o una promoción, prepárate para una avalancha de participantes. Ser metódico evitará que cometas errores. Cuanto menos improvises mejor. Aunque repitas expresiones, usa las fórmulas que hayan demostrado mayor eficacia.

 

8. Sé conciso

A mayor volumen de mensajes, más tiempo hay que dedicarles. Si puedes gestionar una respuesta en dos pasos, mejor que en tres. Economizar intervenciones te ayudará a ofrecer mejor servicio, a ser más concreto y funcional. No te enrolles, cada comentario que añadas dará pie a una nueva respuesta. Una vez satisfecha la consulta, intenta ceder la última palabra a tu interlocutor. Es el modo más elegante de ponerle fin.

 

9. Sé puntal

No retrases tu respuesta. Para alguien que hace una consulta técnica o expone una queja, la inmediatez mejorará su primera impresión. No hagas perder el tiempo a nadie, la demora es una forma de abandono. Recuerda que representas a una firma que no puede permitirse mostrar desinterés.

 

10. Sé firme

Cuando te enfrentes a un verdadero troll -aquel que busca pelea a toda costa-, mantén la calma. Existen recursos para desactivar su carga explosiva. Administrar una página te da control sobre todos sus contenidos, incluidos los aportados por terceros. Puedes silenciar un comentario -también hacerlo sin que lo descubra su autor-, eliminarlo o expulsar de la página al responsable, pero estas son medidas de emergencia. Antes de llegar a este punto, modera el diálogo conciliadoramente e intenta encauzar la situación.

 

 

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Continuamente descubrimos nuevas prestaciones que Facebook nos ofrece para publicar en las páginas profesionales. Te explicamos unos pequeños detalles realmente útiles, para que tus publicaciones mejoren en estética, alcance e interactividad. 

 

Aligera el texto al máximo

¿Te suenan las palabras “Ver más” escritas en azul tras unos puntos suspensivos? Pues bien, esto ocurre al sobrepasar la 4ª o 5ª línea de texto y, francamente, ni tu mayor admirador leerá más allá. Acostúmbrate a ser conciso escribiendo. Un post no es un artículo, es un titular.

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Organiza tu tiempo programando tus posts con antelación

Hay administradores que lanzan todas las publicaciones a la vez. No han descubierto todavía el botón de programar, que se despliega al pulsar la flecha junto al botón “Publicar”. Además, te da opción a guardar el borrador, para seguir trabajando en él más tarde o permitir que lo revise otra persona.

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Personaliza la visualización de los enlaces

Si quieres añadir un link, no te quedes con la primera previsualización que te ofrezca. Puedes cambiar la imagen por otra que te guste más. También deberías editar los titulares, especialmente si quedaran interrumpidos a media frase, o se pueda mejorar su sentido general para favorecer más clics sobre él.

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No confundas duplicando los enlaces

Cuando vayas a publicar un link, Facebook te mostrará una previsualización automática. No olvides borrar el enlace que hayas escrito, porque la visualización ya cumple esa función (quien haga clic sobre ella será conducido a la web correspondiente). Si lo dejas, además de ser inútil, confundirás a la audiencia, porque el enlace queda duplicado. Por cierto, al algoritmo de Facebook no le gusta nada esos errores.

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Menciona a otras páginas

Si vas a hablar de una marca, menciónala correctamente. Después de escribir “@”, a medida que tecleas su nombre, se desplegará una lista con las denominaciones que coincidan. Selecciona la que buscas cuando aparezca. Si lo has hecho bien, virará a azul, y si no, tendrás una @ que no lleva a ningún sitio. Las menciones son gestos de cortesía que invitan a la interacción. Además de quedar bien con las marcas, como recibirán el aviso de que las has mencionado, podrán interactuar con tu publicación.

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Sube vídeos a tu página y deriva tráfico a tu web

Facebook está pisándole los talones a YouTube. Para alcanzarlo, ofrece ventajas a quienes suban los vídeos directamente en sus páginas. Aprovéchate de una difusión extra con esta práctica. Además, si haces clic en la pestaña “Vídeos” de tu página, podrás destacar el que más te guste para que aparezca fijo en el timeline.

Al igual que en YouTube, puedes organizarlos en listas de reproducción. Cuando los subas, no te olvides de utilizar la opción “call to action” o «crear llamada a la acción». Puedes añadir el enlace que quieras y aparecerá al terminar la visualización del vídeo. Quienes quieran saber más serán conducidos hasta allí.

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1. Postea con frecuencia

No te relajes. Publicando con regularidad en tu página de Facebook tendrás más oportunidades de conseguir visitas y nuevos fans. En un experimento realizado por Facebook Media en colaboración con 29 partners, descubrieron que añadiendo un 45% más de actualizaciones a la semana, obtenían un 76% más de clics externos, un 10% más de me gusta por post y un 47% de nuevos fans.

 
https://www.facebook.com/bleacherreport/posts/10152207607986006

 

2. Comparte enlaces, fotografías y varía el contenido

Diversifica los formatos, incluyendo enlaces, fotos, vídeos y otros contenidos. Utiliza textos introductorios y calls-to-action en tus posts para aumentar el alcance.

 
https://www.facebook.com/schwarzkopfprofessionalspain/photos/a.225077340836322.68570.193419427335447/1013035292040519/?type=1&theater

 

3. Sube videos a Facebook utilizando la opción call-to-action’

Actualmente hay 1.000 millones de visualizaciones diarias de videos subidos directamente a Facebook. Publica vídeos en tu página para que se reproduzcan automáticamente y asegúrate de utilizar la opción call-to-action para derivar visitas a tu web.

 
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4. Crea contenido con contexto social

¿Qué motivos das a alguien para compartir tu contenido? Piensa en identidad y emoción (conceptos clave para que el usuario desee compartir), cuando escribas los títulos de los enlaces y escojas las imágenes de tus posts.

 
https://www.facebook.com/schwarzkopfprofessionalspain/photos/a.225077340836322.68570.193419427335447/984090478268334/?type=3&theater

 

5. Etiqueta a otras páginas en tus posts

Etiquetar a otras páginas hará que tus posts tengan más oportunidades de aparecer en las news feed de los usuarios que ya son fans de estas páginas y potenciará la difusión de tus publicaciones. Además, a las páginas que menciones les llegará un aviso, que permitirá que interactúen con tu publicación.

 
https://www.facebook.com/youbumaye/posts/690885531041104

 

6. Inserta posts de Facebook e Instagram en tu web

Siempre que encuentres en Facebook e Instagram contenido valioso para tu audiencia, puedes insertarlo en tu web utilizando Facebook Embedded Posts e Instagram Web Embeds. Estos posts serán totalmente interactivos y darán vida a tu web.

 
https://www.facebook.com/Transistora/posts/815345491848173

 

 

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En origen, las redes sociales se pensaron para las personas, por eso son tan intuitivas y fáciles de manejar. Las empresas llegaron después, atraídas por la gente. Querían compartir su mismo espacio para hablarles de tú a tú, hacerse populares y seducirlas para venderles cosas.

Al principio todo fue genial, pero pronto empezaron a ser vistas como intrusas. Como todo el mundo es usuario de alguna red social, es fácil pensar que cualquiera puede gestionar un perfil de empresa. Antes conviene diferenciar muy bien la identidad personal de la profesional. Las personas pueden comportarse como les dé la gana en todo momento, pero los profesionales no son libres de hacerlo. Las empresas no se pueden permitir presentarse en las redes sociales sin una estrategia.

Ya no es cierto que vayas a vender más simplemente por estar ahí. Piensa que una empresa en redes sociales es una pesada que se entromete en las tertulias ajenas. El marketing tradicional –outbound marketing– es intrusivo. Como interrumpe a las personas que están a lo suyo, la gente ha aprendido a ignorarlas, dejando sus mensajes sin efecto.

Una empresa debe presentarse educadamente, ofrecer gratis algo que resulte útil y no pensar en su compensación inmediata –inbound marketing–. El logro está en que te reconozcan, te recuerden, te aprecien, hablen bien de ti e interactúen contigo. La recompensa llegará por sí sola cuando llegue su momento.

La comunicación online es la extensión natural de tu negocio, porque las empresas se definen cuando se manifiestan, en lo que dicen y en su forma de hacerlo. Tienen un espíritu, una ideología, un carácter y una sensibilidad. Proyectan sensaciones y presentan su lado humano para provocar empatía. Si tu empresa ha conseguido su propio estilo para distinguirse de las demás, debe expresarse en consecuencia.

 

 

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