Más allá de la presentación de la vida privada, Instagram es un magnífico escaparate para mostrar la capacidad profesional de cada uno de nosotros, especialmente si nuestro trabajo tiene un elevado componente visual. Esta exhibición de atributos puede llevar a la construcción de personajes llamativos, diseñados para acaparar la atención y persistir en la memoria de posibles clientes. En el mundo de la peluquería prospera un nuevo género de celebridades que se codean en todos los ambientes de la fama, cuyas habilidades comienzan en los camerinos y acaban bajo los flashes que buscan a sus anfitriones. Entender las posibilidades de las redes sociales como plataformas de promoción y branding personal es todo un arte que puede adoptar formas espectaculares. A continuación hacemos un repaso por un decálogo de ejemplos.

 

1.- MIKEY HENGER
Tras el ocaso de la moda hipster, está por ver cuánto tiempo sobrevivirá el revival de los barberos de la vieja escuela. Por el momento, nos queda este chico malote de navaja afilada y masculinidad setentera, que ha construido un personaje icónico rescatado del pasado. La cuenta de Mikey Henger es un canto nostálgico al rebelde de academia, donde el artista ocupa tanto espacio como su obra, en una asociación perfecta. No te distraigas en sus poses afectadas, Mikey es bueno de verdad y hace trabajos admirables que te dejaran con la boca abierta.

 

2.- GUY TANG
Es un colorista de culto que ha forjado una marca global desde Los Ángeles. Fue uno de los pioneros en entender las redes sociales como plataformas educativas, en las que enseñar sus trabajos y la didáctica para reproducirlos. Ahora es un influencer con una legión de seguidores (los Hairbesties, denominados así por él mismo) que convierte en oro todo lo que toca. Guy Tang no teme mostrar sus trucos de experto, porque su maestría técnica está a prueba de secretismos. La colección de trabajos es abrumadora, con un despliegue de pelucones de infarto donde la elegancia, la diversión y el atrevimiento te engancharán al instante. Ninguna cuenta de Instagram atesora tantas melenas fabulosas por centímetro cuadrado de pantalla.

 

3.- LOVE.2.BRAID
Bajo el lema “Let your hair do the talking” el cabello trenzado tiene su propio lenguaje en esta firma de Amsterdam. Desde el romanticismo de los recogidos nupciales a la fantasía tribal de los vikingos de parque temático, todo un abanico de posibilidades está abierto sobre la mesa. Love.2.Braid es un entretenido muestrario de opciones para hilvanar postizos y crear texturas escultóricas. Te advertimos. Conviene tenerlo en cuenta.

4.- TYLER JOHNSTON
La carrera de Tyler comienza en los 80, con una excepcional mezcla de talento, creatividad y entrega al trabajo. Siempre ha evidenciando su increíble persistencia por la renovación. Es un verdadero genio de las tijeras. Para hacernos una idea de lo que esto significa, fue el autor de la cresta que lució David Beckham en su época en el Manchester. En esta cuenta de Instagram, lo extraordinario se convierte en cotidiano, mientras aparecen celebrities y top models sin alardear de ello. Hablamos de un apabullante repaso a la actualidad del estilo, que combina lo tradicional y la transgresión, lo conocido y lo inesperado, en una selección nada pretenciosa. Como un referente de estilo imprescindible, que ha influido en el trabajo de profesionales de todo el mundo, conviene vigilarlo de cerca.

 

5.- ANGELO SEMINARA
Para que podamos apreciar bien el mérito de un look, es común que los peluqueros nos lo muestren descontextualizado, sin interferencias que nos distraigan, en una atmósfera controlada, iluminado en todo su esplendor. Sin embargo, Seminara no concibe su trabajo aislado del mundo, al margen de la actitud o la performance del cuerpo. Él lo exhibe de mil formas diferentes, inmerso en la cultura donde brota y florece, como un elemento conectado dentro de una obra de arte total. Además de estilista y coleccionista de experiencias, Seminara es un magnífico fotógrafo al que no se le escapa detalle, plenamente consciente de las posibilidades que ofrece Instagram como un medio de expresión completo.

 

6.- ALEX PELEROSSI
Para una adolescente americana, pasar la tarde con las amigas haciéndose trenzas es un juego inocente que puede convertirse en una obsesión. Alex conoce bien el tema: esta virtuosa tejedora de Tennessee ha llevado su afición al extremo y ahora firma los recogidos más fabulosos y sorprendentes del mundo. Con una técnica impecable, el delirio de Alex alcanza formas perfectas en un muestrario interminable de damas de honor. Por favor, no te lo pierdas.

 

7.- KABUKI PISTOLAS
De todos los alegres estilistas que cabalgan unicornios sobre arcoíris, sentimos debilidad por esta colorista chilena afincada en Perú. Con una actitud desenfadada y optimista, su cuenta de Instagram es una bocanada de aire fresco en un mundo estirado, desprovisto de espontaneidad. Que no te lleve a engaño tu mirada, en el arte de combinar colores no todo está permitido (Hay un límite para esa locura cromática que marca la frontera entre la genialidad y la frivolidad sin sentido). Kabuki Pistolas controla lo que hace, domina la armonía del exceso, desde una óptica alegre que te animará el día.

 

8.- SHELLEY GREGORY HAIR
Esta colorista afincada en Las Vegas es la reina de los tonos pastel. Su obra es poética, como un libro de cuentos abierto sobre la mesa del jardín. Aquí encontrarás melenas iridiscentes que vibran bajo la luz, capaces de centellear con distintos matices en movimiento. Algunos trabajos llevan la delicadeza al extremo de dejar que los colores se neutralicen entre sí, como la suma por capas en una acuarela, en una masa perlada con sutiles destellos. Shelley no solo controla la suave transición de los tonos, también domina la carga de pigmento en el cabello y su efecto en la forma de retener o de reflejar la luz. Contemplar esta cuenta de Instagram vale por una sesión de cromoterapia.

 

9.- CHRISTOPHE GAILLET
La creaciones de este peluquero de Biarritz son hermosas y teatrales, como coronas floreadas o tocados de fuego. Sus peinados siempre cuentan una historia, con un toque de sofisticación dramática y un punto emocionante. Gaillet boceta sus diseños sobre el papel, como un escultor, para elevar volúmenes con una visión clara del espacio. Hace años que cerró su salón y dejó de atender clientas para dedicarse en exclusiva a experimentar y hacer pasarela. Hay que entender su cuenta de Instagram como un museo, dejarse llevar por sus galerías llenas de lirismo, o subir las escalinatas de la ópera, admirando la obra de un verdadero artista.

 

10.- KENDRA Z
Uno de los efectos secundarios de la globalización es la anulación de la diversidad, donde todo acaba pareciéndose a todo lo demás. Estemos donde estemos, admiramos los mismos estereotipos de belleza en todas partes, requeridos por las agencias de todo el mundo. Bajo este rodillo, lo excepcional es ley, expulsando a la gente normal como un subproducto carente de atractivo. Esta cuenta canadiense reniega de esa inclinación, eligiendo modelos que no parecen modelos, de tan corrientes como son. Este giro inesperado, que parece una bobada, convierte por si solo el trabajo de esta peluquera en algo fascinante, focalizado en la manera en que el estilo de peinado construye la identidad.

 

Controlamos nuestra propia imagen de un modo estricto. En parte, esto explicaría por qué con tanta frecuencia no nos gustamos en las fotografías que nos hacen los demás. Tenemos clara la idealización de nuestro reflejo y rechazamos cualquier cosa que la contradiga. Para reconocerse del todo, esa imagen debe coincidir con la figuración abstracta de nuestro cerebro. Sin embargo, esa representación no siempre se corresponde con el modo en que los otros nos imaginan.

Cuando nos probamos ropa nueva en una tienda, la juzgamos de acuerdo a esos parámetros. No importa que nunca nos hayamos puesto nada parecido, ni si resulta favorecedor: lo admitiremos siempre que se ajuste a la imagen que deseamos proyectar. Cuanto más se desvíe de ese canon, menos tolerancia le mostraremos. ¿Cuántas veces una dependienta ha intentado convencerte sin éxito de que una prenda te queda genial?

La ropa posee una sorprendente capacidad transformadora. Nunca es neutra. Por ejemplo, los figurinistas, al crear vestuario para los actores, les ayudan a construir los personajes que deben interpretar. Podemos sentir ejercer esa conversión al ponernos prendas extraordinarias, al calzarnos unos tacones de infarto, vestir un traje a medida o abrigarnos con un visón. Al elegir nuestra indumentaria, aceptamos la metamorfosis que la ropa ejerce sobre nosotros.

 

Lookbook by Robert Wun

El atuendo infringe ideología sobre el cuerpo, ocultando lo que no debe ser visto y acentuando lo que se desea aparentar. Por eso la sociedad es tan escrupulosa con la etiqueta. En todas las culturas, el saber estar, la elegancia o el decoro están reglamentados para todas las situaciones. La infracción de esas normas estéticas es considerada como una grosería, antes que una muestra de la libertad de expresión.

La ropa que elegimos es una especie de ortopedia de la personalidad. Es un soporte para las identidades y, como tal, evoluciona en el tiempo. La moda influye en ellos y los ajusta un poquito cada temporada. Nos educa para adoptar las tendencias a fuerza de repetirlas, nos gusten o no, hasta que las interiorizamos en nuestra sensibilidad. Esto se evidencia cuando vemos antiguas fotos nuestras, demostrando el largo recorrido que hemos hecho, arrastrados por el estilo a lo largo de los años.

 

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Cuando vestimos ropa que no nos satisface, nos sentimos disfrazados. No queremos vernos así, envueltos en un atuendo que no nos corresponde. En esos casos, la ropa distorsiona nuestra imagen, adulterando nuestra identificación, malinterpretándonos. Solo soportamos que eso ocurra cuando intencionadamente queremos transformarnos en lo que no somos. La mascarada es un ejercicio de despiste que, cuanto más grotesco, más divertido resulta. Muchas personas ven irresistible ese travestismo, reencarnándose en un nuevo ser, pervirtiendo roles, códigos y géneros.

Cuanto más rígido sea nuestro modo de vestir diario, con más ganas nos arrojaremos a quebrarlo con un antagonista. Si en el trabajo nos obligan a llevar corbata, nos sentiremos atraídos por un inverso transgresor. A fin de relajar la tensión de esos convencionalismos, la sociedad tolera situaciones en las que está permitido saltarse las reglas. Halloween o Carnaval funcionan como válvulas de escape en ese sentido. El hombre heterosexual se transforma en mujer, el vivo en zombie, el chico tímido se vuelve valiente, mientras que el más pendenciero de la pandilla tiene licencia para vestirse de cura, de policía, o de Virgen de Lourdes.

Detrás de una máscara somos más atrevidos y audaces. Creemos que la imposibilidad de ser reconocidos nos desinhibe, pero su efecto es mucho más profundo que el simple anonimato. Cuando alguien se caracteriza de tigre, no es una simple persona jugando a rugir y a arañar, su disfraz lo convierte en un verdadero tigre.

 

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Lookbook by Robert Wun

A grandes rasgos, las prendas que llevamos nos transforman en aquello que la ropa dice que somos. Por ese motivo adoptamos un estilo u otro, porque cada grupo social establece su propio código y siempre habrá uno en el que queramos integrarnos. No es necesario que nos gusten las consignas de una tribu, basta con desear pertenecer a ella. Al crear una nueva colección, un diseñador no solo piensa en patrones estéticos, también anticipa qué tipo de personas desea que se paseen por las calles. Proyecta los estereotipos de mujeres y hombres que quiere impulsar en la sociedad y que, preferiblemente, difieran de los de la temporada anterior.

No buscamos un cambio de imagen cuando compramos ropa, pero sí estamos predispuestos a admitir la variación que nos produce. Queremos una actualización que ya hemos elegido y asimilado. Ocurre lo mismo cuando dejamos de ponernos prendas que ya no nos gustan. Ese criterio es parte del estilo, al que se añaden los gestos y el modo de llevar las prendas o los complementos. Todo un conjunto de factores que tiene su propia narrativa y transmite información a los demás, como un abanderado de nuestra forma de ser.

Todo esto se desarrolla en un proceso mental complejo, más intuitivo que racional, y enormemente susceptible a las influencias externas. Buscamos la coherencia entre la forma y el contenido, entre lo que somos y lo que representamos. A eso llamamos, en definitiva, tener un estilo personal.

La próxima vez que te pruebes algo nuevo en la tienda y te mires en el espejo, no pienses si te queda bien o mal, sino en si estás preparado para admitir el efecto que produce en ti. Porque la rigidez con la que nos encasillamos o la pluralidad con la que nos exponemos no dependen solo de la consideración de los demás.

Para afinar sus estrategias de marketing, las marcas comerciales desean conocer a fondo el perfil de los consumidores. Ahora tienen a su disposición herramientas muy eficaces para hacerlo. En un mundo interactivo, el cliente es usuario, participa activamente en el proceso y quiere que su criterio sea tenido en cuenta. La relación entre ambos se estrecha, circulando en doble dirección. Internet permite un diálogo que no existía antes.

 

Las firmas se esfuerzan en comprender la reacción de sus clientes. Poder anticiparse a su respuesta para enfocar el lanzamiento de nuevos productos y servicios. Hay mucho dinero en juego. Los despachos de las empresas en los que se toman estas decisiones necesitan saber lo que ocurre a pie de calle. Hasta ahora, hacer encuestas, estudios de mercado o soltar los coolhunters a olfatear las aceras eran los recursos habituales para obtener esa información, pero Internet les está facilitando un instrumento nuevo, más barato y más versátil: los blogs.

 

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Imagen cortesía de amintaonline.com

 

De todas las materias en las que se han especializado, los blogs sobre moda y belleza forman una de las áreas más significativas en esto. Crean un puente que media entre las marcas y los consumidores. Son los propios usuarios los que prueban, evalúan y recomiendan desde sus plataformas online. Hacen un testeo de un abrigo o una sombra de ojos y hablan de ello. No son simples críticos que determinan si algo merece la pena o no, también intervienen de un modo creativo y encuentran aplicaciones en las que ni las propias marcas habían reparado.

 

Tener un blog propio es fácil y barato. Esto permite que mucha gente se haya aventurado a hacerlo. Los hay mejores y peores, pero todos merecen un respeto. La entrega y dedicación que sus creadores invierten en ellos debería bastar. Son apasionados en una materia concreta y desean compartir sus aficiones con otras personas. Muy pocos de ellos alcanzan una rentabilidad económica monetizados por la publicidad. Fundamentalmente, los bloggers hacen su labor por amor al arte. El carácter amateur de su trabajo produce una doble desconsideración: por un lado, la de los profesionales de la comunicación y, por otro, la de las propias marcas.

 

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Para las empresas, no deja de ser sorprendente la notoriedad que han adquirido algunos de estos blogs. Los hay con decenas de miles de seguidores. Esto les confiere un poder real. Son determinantes a la hora de pronunciarse por una cosa u otra. ¿Cómo han llegado a ser tan influyentes y qué es lo que están haciendo bien? La respuesta es bien simple: crean empatía con los usuarios porque sienten y piensan como ellos. De hecho, son ellos, de un modo literal.

 

Por eso es tan importante tenerlos como aliados. Las corporaciones ya han aprendido a hacerlo. No les sale caro organizar galas y convenciones en exclusiva para seducirlos. Les regalan ropa o perfumes para que los promocionen. Los compran con baratijas. Algunos se contentan con esto y acaban vendiendo su independencia a las firmas interesadas. Si te gustan las zapatillas deportivas y consigues que Nike y Adidas te regalen las novedades que piensan lanzar en Europa, seguro que les mostrarás un amor incondicional. En contrapartida, muchos blogueros no aspiran a más: ya que es muy improbable lucrarse con ello, al menos esperan regalos.

 

Para una compañía, es infinitamente más económico y efectivo invitar a los bloggers más influyentes de una nación, pagarles viaje y alojamiento y agasajarlos con una exhibición comercial en exclusiva que anunciarse un solo día en los autobuses de una ciudad. La juventud e inexperiencia los hace muy susceptibles a estas campañas. No obstante, sería un error considerarlos a todos ingenuos e inocentes. Blogs y marcas se necesitan mutuamente y han establecido una relación de colaboración consentida.

 

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Esta alianza tiene sus peculiaridades. En nuestro país, los bloggers no son todavía proveedores de las empresas. Su actividad no es profesional. No expiden facturas. Sin embargo, están desarrollando un servicio de promoción online que las firmas contemplan en sus presupuestos. Para las marcas, un blog es un proveedor extraoficial carente de regularización. En ocasiones, las empresas contratan a blogueros en sus plantillas para que gestionen social media desde dentro. El marketing de contenidos está en alza y las marcas buscan ese perfil profesional entre los bloggers más significativos.

 

Es necesaria una regulación que ordene esta actividad. Ya se están dando los primeros pasos en esta dirección. En febrero de 2012, Truedy.com y la Asociación Española de Blogs de Moda (AEBDM) realizaron una encuesta a 350 publicaciones con la finalidad de redactar el primer estudio sociológico sobre blogs de moda y belleza en España.

 

Los resultados fueron sorprendentes:

  1. Casi todos los blogs (el 98%) son gestionados por mujeres.
  2. Son jóvenes. El 72% tienen menos de 30 años.
  3. Solo el 19% son profesionales de la moda, el 40% son estudiantes y el 41% trabajan en otras cosas.
  4. Son muy recientes. El 80% no tienen más de 2 años de antigüedad.
  5. Casi todos (el 95%) crean contenido original (texto y fotos).
  6. La mayoría (el 85%) se inspiran en la red y pocos (el10%) a pie de calle.
  7. El 90% publica más de un post semanal y casi un 20% más de 20 al mes.
  8. El 65% no son visitados desde el extranjero.
  9. Tienen repercusión. El 20% supera el millar de visitantes únicos diarios.
  10. La mayoría (el 85%) admitiría publicidad en su blog.
  11. La mayoría (ell 75%) no tiene ingresos por publicidad, y solo un 1% supera los 500 € al mes.
  12. El 66% ha sido contactado por una marca.
  13. De ese contacto, solo el 12% es remunerado por la marca, el 40% recibe ropa (el 17% prestada, el 33% regalada) y el 70% no recibe nada a cambio.
  14. Al 85% le gustaría ser blogger profesional y solo un 5% ya lo es.

 

La lectura de todo esto concluye en el estudio. Hay un boom de blogs de moda en España. Mayoritariamente, están gestionados por chicas, son muy recientes y bastante activos. Comunican bien. Tienen aceptación, pero la financiación publicitaria no basta para rentabilizarlos. Crean valor, pero apenas se benefician de ello.

 

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Es un trabajo vocacional que, pese al esfuerzo que le dedican, casi nunca remonta del nivel de aficionado. Pocos alcanzan la profesionalización de su actividad. Las empresas, en cambio, sí les prestan atención, pero invierten poco en ellos. Son estas, y no las bloggers, quienes sacan partido de su influencia y el valor de sus contenidos. Pese a las apariencias de las fotos, no hay nada glamuroso en trabajar para las marcas sin cobrar un céntimo.

 

Muchos blogs sucumben por el camino, porque se sustentan en la dedicación de una sola persona, al tiempo que surgen muchos otros con la esperanza de prosperar. Pese a todo esto, debe haber algo suficientemente gratificante en el trabajo mismo. Tal vez les baste con haberse hecho un hueco, una audiencia que las escucha y las tiene en consideración, sentirse una autoridad en la materia, un poco de notoriedad.

 

 

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